Dramaturgia para una Conferencia

Para la tercera edición de Dramaturgia para una Conferencia fue invitado el artista y comisario Pedro G. Romero . Un nuevo manual que reflexiona sobre la tradición y lo identitario.

Lxs artistas invitados para impartir las conferencias performances son el artista interdisciplinar y exflamenco Niño de Elche, la coreógrafa y bailaora iconoclasta Rocío Molina y la compositora de autoestima cultural Mercedes Peón.

Este proyecto es presentado y producido por el Festival MeetYou Valladolid y Teatro Calderón de Valladolid en colaboración con la Plataforma Fluorescente.

Sobre el manual comisionado a Pedro G. Romero

Un manual donde se explican las reglas que deben seguirse a la hora de dar una conferencia, charla, clase magistral, ejercicio de oratoria o ponencia académica que verse sobre qué cosa pueda ser lo vernacular, lo popular, lo identitario, lo folklórico, lo subalterno, o si quieren, hablando en plata, que puede ser «lo español», sea andaluz o vallisoletano, catalán o asturiano, vasco-francés o galaico-portugués, moro, judío, gitano o negro americano; entonces, se intentará explicar, primero, por qué un método sin método es, de alguna manera, también, una metodología (o cómo el lenguaje nos condiciona aún luchando contra el lenguaje); y se propondrán, por supuesto, algunos marcos teatrales con los que empezar a hablar:  preceptivos, que tienen que ver con un teatro de género (o sea, el uso evidente de marcadores de clase, raza y género) y con un teatro de archivo (o sea, la necesidad de hablar de algo de las afueras del archivo por más que acabe, finalmente, por nuestro señalamiento, incluido en nuestro propio archivo) y, también, lectivos, donde la escenografía teatral discurre por los terrenos anacronistas (o sea, la necesidad de que estén en escena presentes dos o más tiempos a la vez), performanceros (o sea, la importancia de desarrollar canciones, tarareos, voces guturales, bailes, danzas, gestos, subrayados de acción y acontecimiento que acompañen el discurso) y dialectales (o sea, el uso de jergas, la necesidad de que la lengua expresada tengo un efecto territorializante y desterritorializante a la vez, según quién sea el que escucha, el que «especta»); se trata, en definitiva, de un «poner en situación» como recomendaba Ignacio de Loyola en sus famosos Ejercicios espirituales (de los que nos interesa más la idea subterránea de ejercicio, de técnica, de ensamblaje, de función más que la dimensión aérea de lo espiritual), advirtiendo que la situación (el modo de hacer situado) no sólo ayuda sino que condiciona absolutamente el discurso. Hables de lo que hables habla también la situación.